Ciudad de México.- Según Fernando García García, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, provocar lluvia durante la sequía no solo depende de técnicas físicas eficientes, sino también de la presencia de nubes que puedan ser estimuladas artificialmente, algo poco común en esta temporada. García señaló que aunque teóricamente es posible inducir la precipitación, no hay evidencia científica de que estas técnicas funcionen en regiones económicamente importantes como el norte del país, donde la ausencia de nubes durante la sequía es común y la industria ganadera depende en gran medida de la lluvia.
El científico, quien forma parte del grupo de Física de Nubes del ICAyCC, participó en el seminario "Siembra de nubes para el aumento de la precipitación: una revisión", donde explicó que desde la década de 1940 se ha intentado manipular el clima utilizando conocimientos científicos y tecnologías disponibles para aumentar la eficacia de la precipitación durante las tormentas. A lo largo de los años, se han propuesto varias metodologías para la modificación artificial del clima, conocidas como "siembra" o "bombardeo" de nubes, que implican la introducción de sustancias nucleantes en las nubes para alterar el proceso de precipitación.
García destacó que el proceso de formación y desarrollo de las nubes y la precipitación implica una serie de procesos microfísicos complejos, y que todavía existen grandes lagunas en el conocimiento científico, especialmente en lo que respeta a la formación y crecimiento de los hidrometeoros sólidos. Aunque se espera que una intervención cuidadosa mediante la siembra de partículas de aerosol pueda aumentar la precipitación en algunas nubes, se necesita un conocimiento más preciso del sistema y de las interacciones entre los diferentes procesos.
En cuanto a México, García señaló que el país ha sido pionero en el uso de técnicas de siembra de nubes, con experimentos realizados desde la década de 1940 hasta finales de la década de 1970 en Necaxa, Puebla, donde se llevó a cabo el mayor. Experimento del mundo en esta área. Sin embargo, a pesar de los proyectos operacionales continuos en diversas partes del país, los resultados hasta la fecha no han sido concluyentes desde el punto de vista físico ni estadístico.
